domingo, 13 de mayo de 2012

Te reconocí

INCENDIES
(Gemelos)


DIR Denis Villeneuve
CON Lubna Azabal, Mélissa Désormeaux-Poulin, Maxim Gaudette, Rémy Girard, Abdelghafour Elaaziz, Allen Altman, Mohamed Majd, Nabil Sawalha, Baya Belal, Bader Alami, Karim Babin, Yousef Shweihat
PAÍS Canadá
AÑO 2010

Enmarcado en la templanza y la paciencia de una madre, o de unos hijos, esta película es mortífera para los sentimientos seculares que se hacen predecibles al ir desenredando una película.

De reflexionar de Incendies: La vida puede ser lo corta o lo agobiantemente extensa por el entorno, por la cultura, por la sociedad; no siempre hay cabida para lograr lo que más se quiere con actos e ideas, a veces todo se estrella con los demás, vivir se convierte en salir de situaciones que nunca se desearon o se provocaron.

Bienvenidos a las matemáticas y al reino de la soledad, donde uno más uno no siempre son dos. Uno más uno puede ser uno, y nunca se empieza por la variable desconocida.

Del film, la fotografía bellísima. Los desenfoques centraban mi atención a lo importante. Los colores del desierto no transmitían la sofocación que llegaría a desesperar, no, era tenue para sofocarme sí con la tensa vida de una mujer inquebrantable. La música incidental iba redondeando lo que las imágenes y silencios transmitían y fue el factor de su ausencia en los momentos más necesarios para cualquier otro tipo de film lo que más me maravillo. Y la historia, incontable por supuesto, pero de esas que con grandes flashbacks no llega a ser apremiante de un final, capturaría por muchísimas horas más.

La mujer que canta. La mujer de los mil significados y pensamientos que ahondaron en mi forma de ver la crueldad humana, porque hay que "Enseñarle al enemigo lo que la vida me ha enseñado a mí". La mujer que debió enseñar a todos los de esa sala a que la religión no es factor de convivencia, el tiempo no es comprendido desde el dolor y la pena que lleva a congelarse inmóvil no puede ser excusa para continuar.

O el conflicto religioso y político clásico de medioriente. Duramente pienso en lo clásico que ya es porque pasar y pasar los fotogramas que quedan en la historia termina por palidecer los sentimientos de grandeza de una tierra inteligente y fuerte. Y es que "Las ideas sólo existen si estamos para defenderlas" a pesar de lo fascinante que se aplica en la vida de los personajes, me perturba al extrapolarla al conflicto y la guerra.

Y finalmente, antes de los fotogramas, lo más importante del film: Las promesas. Saber cuando decirles no, cuando perpetuarlas, cuando mutarlas, cuando ser consciente de ellas, tenerlas presente, lucharlas y hacer que continúen cuando ya no se esté, dan significado a la vida:


























La muerte nunca es el final de la historia. Siempre deja huellas. - Notario

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